Ocho puntos separa al Real Madrid del líder y apenas empezado la liga española. Sin apenas darse cuenta, Mourinho se ha encontrado con una serie de problemas tales que no tiene manos para tapar tantas vías de agua.
Asunto realmente extraño. La debilidad defensiva en las jugadas a balón parado fue una tónica común en el Real Madrid desde hace muchos años. De hecho, fue el primer objetivo de Mourinho nada más llegar al primer equipo. Lo arregló porque es un asunto de concentración e intensidad y los jugadores apenas se relajaron con su llegada. Ahora, tras tres años en el equipo, los futbolistas parecen haber cogido confianza yya no están tan atentos como antes. Ha habido goles recibidos así en casi todos los partidos de Liga disputados. Es algo que irrita profundamente al técnico luso. Se sabe que este año la prioridad es la décima, pero casa mal que en la Liga se produzca tal falta de concentración que el equipo esté donde está en la clasificación general.
Pocos jugadores están a su nivel habitual. Como suele acontecer después de una Eurocopa y unos Juegos Olímpicos, hay futbolistas que están lejos de su mejor estado de forma. Sin intensidad ni vivacidad, la presión no sale, el ataque se vuelve espeso y cualquier equipo organizado te pone en problemas. El Madrid tiene a gente como Xabi Alonso, Khedira, Marcelo, Sergio Ramos, Arbeloa, Ozil, Benzema y Cristiano, que han jugado este verano eventos importantes después de finalizar la Liga. Y es algo que ahora se está notando, y lo peor es que no parece que vaya a mejorar pues la pretemporada fue muy corta.
Di María y Ozil no aparecen. Teniendo en cuenta que son los dos mejores pasadores, no solo del Madrid, sino también de la Liga española, su ausencia se nota en demasía. El problema es que si la salida del balón, encomendada a Xabi Alonso y Khedira, no ve las líneas de pase hacia sus creativos, el equipo se parte en dos, los de abajo y los de arriba, sin la conexión necesaria para romper a las defensas contrarias. Lo normal es que, en esas circunstancias, Ozil bajara a recibir, pero entonces se queda sin fuelle para subir y crear. Di María tampoco está bien, se acelera, se ofusca y pierde muchos balones. Parece que Modricpodría ser una solución, pues está acostumbrado a arrancar desde más atrás, pero el croata acaba de llegar. Da soluciones para un rato, pero aún desconoce los suficientes mecanismos del equipo como para convertirse en un remedio permanente.
Parece una tontería, pero estas boberías que se le ocurren a Cristiano Ronaldo tienen su peligro. Crean malestar dentro y fuera del club, y son contagiosas. Además, producen desconcierto, distracciones absurdas y generan falta de concentración. Además, molestan al aficionado de a pie que, con la que está cayendo, no entiende que un jugador de su equipo amenace con irse a otro. Son cosas que el Bernabéu tolera mal y es posible que mañana, ante el City pasen factura.